La aventura del velero Lealtad en el verano de 2013
"El viaje no es la aventura, el destino no es la aventura, la vida es la aventura"
La mañana de lunes 15 de julio de 2013 a las 8:00 zarpamos del puerto de Burriana en Castellón. El día amaneció con mucho Sol y la pasada noche había sido calurosa. Al calor le achaco el haber dormido mal, pero realmente eran los nervios que tenía al comienzo de esta aventura de 800 mn por delante, que para mi era casi nueva y totalmente nueva para el resto de la tripulación. Dos de los tripulantes durmieron a bordo; Pepe, que vive en Vall de Uxó, durmió en su casa y apareció poco antes de las 8 am con una botella de ron para la tripulación. A bordo llevamos una reciente adquisición, la maquina del hielo, que nos permitió disfrutar de unos gin-tonic exquisitos, preparados por mi amigo Pepe.
La previsión de viento era mala para navegar a vela, así que zarpamos e iniciamos la primera singladura a motor.
Burriana - Malta, julio 2013: Zarpamos el 15 de julio a Ho 0800 |
La preparación
La idea de esta aventura, una travesía de ida y vuelta a la isla de Malta, me surgió una vez terminadas las vacaciones de verano de 2012 en la isla de Ibiza. Se me habían quedado pequeñas las travesías entre la península Ibérica y las islas Baleares, los fondeos en las calas de las islas, los desembarcos en playas, la navegación costera, etc.., tenía que pasar urgentemente al siguiente nivel.
Aunque ya había hecho la travesía desde Cerdeña a Sicilia en el velero Andrómeda V, en aquella ocasión yo era un tripulante más, mis responsabilidades se reducían a las guardias nocturnas, aunque aproveché la ocasión para adquirir experiencia tomando buena nota de todo lo que veía y sentía. Ahora se trataba de llevar a cabo una travesía de mayor envergadura, en la que la responsabilidad fuese mía y también el barco, el velero Lealtad, al que conozco muy bien.
Empecé tanteando a mi esposa que no pareció oponerse, este hecho lo aproveché para anunciar a mis familiares y amigos mis intenciones, de esta forma cerraba la puerta a una posible negativa tardía. Mi buen amigo Pepe Boacheta, con el beneplácito de su esposa y de la mía, fue el primero en apuntarse a la aventura de Malta, más tarde se incorporarían otros dos tripulantes.
Empecé consultando el Google Earth para tener una visión global de la que podría ser nuestra derrota a Malta y así es como, por ejemplo, descubrí el archipiélago Egadi en la costa oeste de Sicilia y pensé que alguna de sus islas podría sería un lugar singular donde arribar; más tarde y después de informarme en los correspondientes derroteros y a través de internet, decidí que la isla de Favignana era la adecuada para recalar. Un segundo toque de singularidad a esta aventura, fue la decisión de atracar en el puerto de la isla italiana de Pantellería, en vez de navegar por la costas del sur de Sicilia. Así es como esta aventura se convirtió en un recorrido de islas en el Mediterráneo occidental.
Hacía varios años que disponía de la guía Imray de las islas Baleares y siempre me dio información buena y precisa, así que decidí adquirir la guía Imray del Mediterráneo "Italian Waters Pilot". Este derrotero, que está en inglés, ha sido recientemente actualizado, siendo la información proporcionada bastante precisa y nos resultó extremadamente útil. Después estuve consultando las cartas en papel que debería llevar a bordo para la travesía, encontré que la NGA (USA) tenía las cartas más completas del Mediterráneo aunque imposibles de adquirir en España, así que las busqué en Estados Unidos, encontrando un suministrador en Miami donde vive mi amigo Coronabox, que me las compró y envió a mi domicilio; el precio: la mitad que las cartas europeas. El GPS-Plotter del barco tiene cartografía aunque no está actualizada, pero llevábamos en un Tablet cartografía Navionics actualizada, que resulto de gran utilidad y ayuda.
Las previsiones meteorológicas las obtengo de http://passageweather.com/. En mi opinión, contrastada con años de uso, este servidor es de bastante precisión en sus previsiones de viento y mar. En altamar y sin cobertura telefónica escuchábamos el canal 16 en italiano y francés, simplemente para confirmar que la previsión de PassageWeather seguía en vigor.
Empecé consultando el Google Earth para tener una visión global de la que podría ser nuestra derrota a Malta y así es como, por ejemplo, descubrí el archipiélago Egadi en la costa oeste de Sicilia y pensé que alguna de sus islas podría sería un lugar singular donde arribar; más tarde y después de informarme en los correspondientes derroteros y a través de internet, decidí que la isla de Favignana era la adecuada para recalar. Un segundo toque de singularidad a esta aventura, fue la decisión de atracar en el puerto de la isla italiana de Pantellería, en vez de navegar por la costas del sur de Sicilia. Así es como esta aventura se convirtió en un recorrido de islas en el Mediterráneo occidental.
Hacía varios años que disponía de la guía Imray de las islas Baleares y siempre me dio información buena y precisa, así que decidí adquirir la guía Imray del Mediterráneo "Italian Waters Pilot". Este derrotero, que está en inglés, ha sido recientemente actualizado, siendo la información proporcionada bastante precisa y nos resultó extremadamente útil. Después estuve consultando las cartas en papel que debería llevar a bordo para la travesía, encontré que la NGA (USA) tenía las cartas más completas del Mediterráneo aunque imposibles de adquirir en España, así que las busqué en Estados Unidos, encontrando un suministrador en Miami donde vive mi amigo Coronabox, que me las compró y envió a mi domicilio; el precio: la mitad que las cartas europeas. El GPS-Plotter del barco tiene cartografía aunque no está actualizada, pero llevábamos en un Tablet cartografía Navionics actualizada, que resulto de gran utilidad y ayuda.
Las previsiones meteorológicas las obtengo de http://passageweather.com/. En mi opinión, contrastada con años de uso, este servidor es de bastante precisión en sus previsiones de viento y mar. En altamar y sin cobertura telefónica escuchábamos el canal 16 en italiano y francés, simplemente para confirmar que la previsión de PassageWeather seguía en vigor.
Zarpamos
Zarpando de Burriana (Castellón) |
El primer punto de recalada lo situé a 5 mn al norte verdadero de Cap Formentor, al N de la isla de Mallorca, unas 150 mn de distancia desde Burriana. Una vez observada la derrota, esta pasaba por los islotes Columbretes que se encuentran a unas 35 mn de Burriana y fue en estos islotes, en concreto en el interior de la herradura que forma la isla Grossa, donde fondeamos usando una de las boyas existentes. Hay que llamar por radio, canal 9, para pedir permiso, pero salvo que todas la boyas están ocupadas, no hay ningún problema.
Viento para la mañana del lunes 15 de julio |
Me hubiera gustado pasar la noche en aquel maravilloso lugar, como ya he hecho en otras ocasiones, pero había que cumplir con las fechas establecidas, concretamente, debíamos arribar a Malta el día 24 de julio, a más tardar.
Zarpamos después de comer y nos dispusimos a navegar el resto de la tarde y toda la noche hasta arribar a Cap Formentor en Mallorca; seguíamos sin viento apreciable y con mar tranquila. Nos repartimos las guardias nocturnas de 2 horas a partir de las 12 de la noche. Tanto el AIS como el Radar nos indicaban el tráfico en nuestro entorno. Me correspondió la segunda guardia aunque dormí en la bañera durante la primera; la navegación nocturna se desarrolló sin incidentes, a destacar el intenso tráfico de mercantes y cruceros; en mi guardia tuve que dejar pasar a un gran crucero, que según el RIPA debía cederme en paso, pero no quise tentar a la suerte, así que detuve la arrancada hasta estar en franquía.
Cuando terminé mi guardia y me relevaron fui a dormir a mi camarote en la proa. La mar estaba tranquila así que el cabeceo del barco no me impidió dormir profundamente. Cuando abrí los ojos puede ver que el resto de la tripulación ya estaba en cubierta disfrutando del recién nacido día. Me uní a ellos no sin antes haberme preparado un magnífico café con la nesexpresso, que me aclaró la mente.
Ya en la bañera pude observar, por la amura de estribor, la abrupta costa oeste de Mallorca y como, lenta pero inexorablemente, nos acercábamos al punto de recalada establecido al norte de Cap Formentor; habíamos pasado nuestra primera noche, navegando 24 horas y 150 mn. Teníamos por delante otras 50 mn hasta el siguiente waypoint al sur de la isla del Aire, en el sureste de la Isla de Menorca.
Columbretes - la isla Grossa |
Magnífico baño en estas aguas cristalinas de fondos espectaculares y después a comer. Disponíamos de solomillos envasados al vacío para cinco días y en nuestra plancha de 700 watios nos los preparamos. Nos supieron a gloria bendita.Me hubiera gustado pasar la noche en aquel maravilloso lugar, como ya he hecho en otras ocasiones, pero había que cumplir con las fechas establecidas, concretamente, debíamos arribar a Malta el día 24 de julio, a más tardar.
Zarpamos después de comer y nos dispusimos a navegar el resto de la tarde y toda la noche hasta arribar a Cap Formentor en Mallorca; seguíamos sin viento apreciable y con mar tranquila. Nos repartimos las guardias nocturnas de 2 horas a partir de las 12 de la noche. Tanto el AIS como el Radar nos indicaban el tráfico en nuestro entorno. Me correspondió la segunda guardia aunque dormí en la bañera durante la primera; la navegación nocturna se desarrolló sin incidentes, a destacar el intenso tráfico de mercantes y cruceros; en mi guardia tuve que dejar pasar a un gran crucero, que según el RIPA debía cederme en paso, pero no quise tentar a la suerte, así que detuve la arrancada hasta estar en franquía.
Cuando terminé mi guardia y me relevaron fui a dormir a mi camarote en la proa. La mar estaba tranquila así que el cabeceo del barco no me impidió dormir profundamente. Cuando abrí los ojos puede ver que el resto de la tripulación ya estaba en cubierta disfrutando del recién nacido día. Me uní a ellos no sin antes haberme preparado un magnífico café con la nesexpresso, que me aclaró la mente.
Cap Formentor |
La mañana del 18 de julio era tranquila, ya teníamos a la vista la isla de Cerdeña y más concretamente la isola de San Pietro a la que nos aproximamos por el sur. Nuestra intención era navegar por el canal de S. Pietro hasta arribar a Carloforte y atracar en marina Siffredi. Avanzamos por el canal con mucho cuidado y mil ojos, pues las cartas náuticas advierten de bajos y de una infinidad de obstrucciones, no es recomendable para nada navegar de noche por este canal. Unas cartas náuticas Navionics actualizadas para la ocasión en un Tablet, fueron de gran ayuda para elegir en tiempo real la derrota a seguir, además un tripulante se situó en la proa para observar los fondos.
A 1 mn del puerto llamamos a marina Siffredi por el canal 15, según indica la guía Imray. Inmediatamente nos respondieron pidiéndonos los datos de eslora, manga, calado y abanderamiento de la embarcación; nos dieron alguna indicación sobre donde teníamos que dirigirnos, pero lo más sorprendente fue que una embarcación auxiliar con el nombre y logotipo de la marina Siffredi salió a buscarnos para guiarnos hasta el punto de amarre y ayudarnos en la maniobra. Esta ayuda fue muy de agradecer, pues estando bastante cansados, no estábamos para adivinanzas de donde y como había que atracar.
La Marina Siffredi en Caloforte, es un auténtico refugio para navegantes, un lugar donde perderse, la recomiendo encarecidamente.
La marina se encuentra prácticamente en el centro del pueblo. Pasamos un día estupendo en Carloforte, que es un sitio realmente bonito y muy animado, un lugar donde perderse, paseamos por sus calles, tomamos "birras" en bares típicos y comimos muy bien en el restaurante Vitorio "El Mago".
Un pequeño inconveniente a la hora de hacer combustible, no hay calado suficiente en la gasolinera, por lo que tuvimos que transportar el diesel en un par de jerrycans de 10 litros cada uno y bastante viajes bajo el sol de finales de julio. Además de zarpar con el depósito de combustible lleno, unos 200 litros, llevo 20 litros extra en los dos jerrycans.
La noche en marina Siffredi estaba tranquila y esto sumado al cansancio acumulado nos permitió dormir y descansar a tope.
El siguiente destino era la costa oeste de Sicilia y más concretamente, el archipiélago Egadi; teníamos otras 200 mn por la proa, así que no demoramos demasiado la partida. El plan era hacer el tramo en un día y medio, por lo que arribaríamos al destino poco antes de anochecer.
Una vez abandonado el canal de San Pietro, navegamos con rumbo SSE con la intención de dejar la isla del Toro por nuestro babor. No fue así, contra mi criterio la dejamos por estribor, para descubrir que esa zona estaba sembrada de nasas y trasmallos pero, al menos era de día y se podían ver. En el viaje de regreso y ya sin molestas interferencias, el punto de recalada lo situé a 5 mn al sur verdadero de la isla del Toro, alejándonos de la costa para evitar problemas.
Fue en esta singladura cuando sucedió el incidente más destacable de toda la travesía. Bruscamente el motor hizo un extraño y rápidamente lo pusimos en punto muerto; Javier, el tripulante más joven, que es un experto mecánico, pulsando el botón rojo del embrague, aceleró el motor avante y atrás comprobando así, que este no parecía tener ningún problema; el problema debía estar en la hélice. Detuvimos el motor y arriamos la vela mayor, que llevábamos izada para estabilizar el balanceo, para detener totalmente la arrancada del barco, era por la tarde con buena iluminación y mar en calma. Nuevamente Javier, que además es un deportista formidable, calzándose aletas y gafas de buceo, se sumergió debajo del barco para descubrir que llevábamos un inmenso plástico enrollado en la hélice. Armado de una navaja marinera, sumergiéndose una y otra vez, durante casi dos horas, logró liberar totalmente la hélice. Que descanso cuando arrancado nuevamente el motor, comprobamos que iba como la seda y pudimos continuar.
Al día siguiente por la tarde empezamos a vislumbrar las Egadi, primero Marettimo y después Favignana. Debido al incidente del día anterior llevábamos retraso, así que se nos hizo de noche antes de arribar al lugar de fondeo en la Isola Favignana; esta es la mayor de la islas Egadi en la costa oeste de Sicilia y es la que tiene mayores posibilidades de fondeo sin restricciones, con dos pequeños puertos aunque peligrosos y caros, así que siguiendo las indicaciones del derrotero Italian Waters Pilot de Imray, fondeamos en Cala Rotonda que, es una cala protegida y muy tranquila en la costa oeste de la isla, aunque más pequeña de lo que había imaginado.
En el proceso de fondeo nocturno nos fue de gran ayuda la iluminación de la Luna casi llena, que nos permitía ver la bocana de la cala y el GPS-Plotter, que nos mostraba nuestra situación dentro ya de la cala.
Fondeamos en el centro de la cala con una sonda de 5 metros y fondo de arena, como pude verificar al día siguiente, confirmando el dato de la guía Imray. Cenamos y nos fuimos a dormir, aquella noche nos llovió mientras dormíamos.
Isla del Aire en el sureste de Menorca |
Rebasamos la isla del Aire ya con el crepúsculo vespertino e iniciamos el salto de 200 mn a Cerdeña y más concretamente a la Isola San Pietro en el suroeste de Cerdeña; nuestro siguiente destino era Carloforte. Dos noches y un día de navegación, nada destacable y muy poco tráfico marítimo. Aprovechamos el día para practicar con el sextante, el cielo despejado, el horizonte claro y limpio y la navegación muy tranquila hasta aburrir, nos permitieron tomar alturas del Sol, calcular nuestra situación y contrastarla con la información del GPS. Parecía que el GPS funcionaba correctamente.
Tripulante tomando la altura del Sol
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A 1 mn del puerto llamamos a marina Siffredi por el canal 15, según indica la guía Imray. Inmediatamente nos respondieron pidiéndonos los datos de eslora, manga, calado y abanderamiento de la embarcación; nos dieron alguna indicación sobre donde teníamos que dirigirnos, pero lo más sorprendente fue que una embarcación auxiliar con el nombre y logotipo de la marina Siffredi salió a buscarnos para guiarnos hasta el punto de amarre y ayudarnos en la maniobra. Esta ayuda fue muy de agradecer, pues estando bastante cansados, no estábamos para adivinanzas de donde y como había que atracar.
La Marina Siffredi en Caloforte, es un auténtico refugio para navegantes, un lugar donde perderse, la recomiendo encarecidamente.
Canal de San Pietro, aproche a Carloforte |
Exquisitos espaguetis negros |
La noche en marina Siffredi estaba tranquila y esto sumado al cansancio acumulado nos permitió dormir y descansar a tope.
El siguiente destino era la costa oeste de Sicilia y más concretamente, el archipiélago Egadi; teníamos otras 200 mn por la proa, así que no demoramos demasiado la partida. El plan era hacer el tramo en un día y medio, por lo que arribaríamos al destino poco antes de anochecer.
Una vez abandonado el canal de San Pietro, navegamos con rumbo SSE con la intención de dejar la isla del Toro por nuestro babor. No fue así, contra mi criterio la dejamos por estribor, para descubrir que esa zona estaba sembrada de nasas y trasmallos pero, al menos era de día y se podían ver. En el viaje de regreso y ya sin molestas interferencias, el punto de recalada lo situé a 5 mn al sur verdadero de la isla del Toro, alejándonos de la costa para evitar problemas.
Navegando con rumbo este |
Javier, el tripulante más joven |
En el proceso de fondeo nocturno nos fue de gran ayuda la iluminación de la Luna casi llena, que nos permitía ver la bocana de la cala y el GPS-Plotter, que nos mostraba nuestra situación dentro ya de la cala.
Fondeamos en el centro de la cala con una sonda de 5 metros y fondo de arena, como pude verificar al día siguiente, confirmando el dato de la guía Imray. Cenamos y nos fuimos a dormir, aquella noche nos llovió mientras dormíamos.
Abandonando nuestro fondeo nocturno en cala Rotonda |
Pantellería al fondo |
El nombre del muelle era originalmente San Fortunato, actualmente es San José María Escrivá de Balaguer (sic).
Una vez aseados saltamos a tierra para visitar el entorno y cenar. Ya era de noche, el ambiente muy agradable y con marcha, me sentí muy bien en aquel lugar perdido en el Mediterráneo. Cenamos en un acogedor restaurante típico italiano, en el que nos atendieron a las mil maravillas.
Cenamos, nos conectamos a la WiFi, yo verifiqué la previsión meteorológica en PassageWeather, hablamos con la familia, comentamos las jugadas pasadas, salimos a pasear por el entorno del puerto, había música en vivo y gente bailando, se percibía que eran felices y así me sentí yo. Creo que aquella noche descansamos muy bien.
A la mañana siguiente tuvimos que hacer combustible nuevamente usando los jerrycans y haciendo varios viajes; Pepe se paso por un puesto de frutas y nos compró sandía, melón, naranjas y no se cuantas cosas más. Izamos la enseña de Malta y la bandera amarilla (Q) en el backstay de estribor y después zarpamos, nos lanzamos al asalto del último tramo que nos llevaría a Malta y más concretamente a Valletta. Llamamos por radio a "Pantellería Port Control" para informar, por cortesía y seguridad propia, que dejábamos el puerto con rumbo a Malta. Pensé que me gustaría regresar algún día a Pantellería.
Al amanecer del día siguiente teníamos a la vista la costa norte de la isla de Gozo. La visión que recuerdo es la de un paraje seco y rocoso, no me gustó nada; nuevamente, las costas cercanas estaban sembradas de nasas que hacía la navegación peligrosa y molesta. Seguimos navegando hasta alcanzar la costa norte de la isla de Malta, manteniéndonos a una distancia prudente para evitar problemas; la isla es suficientemente extensa como para crear brisa térmica (virazón) y nos ayudamos de la velas hasta arribar a la entrada del canal de acceso al puerto Marsamxett.
El gobierno de Malta exige a todas la embarcaciones, que transitan sus aguas territoriales, identificarse y solicitar permiso de acceso a sus puertos. Hay que llamar por el canal 12 a "Valletta Port Control" para identificarse y solicitar el permiso de entrada, en nuestro caso, al puerto Marsamxett y así lo hicimos sin la más mínima dificultad. La navegación por el puerto y canal de acceso a la marina, se realizó sin dificultad, a nuestro babor se podían ver las cúpulas de las iglesias de la ciudad de La Valeta, que nos certificaban que estábamos en el lugar correcto.
Llamamos por radio a la marina Msida, que es una de las varias marinas dentro del puerto Marsamxett, sin éxito, no contestaba nadie, estábamos seguros de que el canal era el correcto, pero a pesar de nuestra insistencia, nadie respondió a nuestras llamadas. Decidimos atracar en el muelle de transeúntes, que sí estaba indicado y había sitio, nadie vino a ayudarnos así que nos apañamos solos. Cuando ya estamos atracados, apareció un guardia de seguridad indicándonos donde estaba la capitanía para registrarnos y pagar (20 euros por día, con luz y agua). La travesía, en la que nos detuvimos tres noches, había durado 8 días.
Cuando se entra en Malta por mar, se requiere pasar los trámites de aduanas e inmigración, incluso a ciudadanos de la Unión Europea.
Una vez aseados saltamos a tierra para visitar el entorno y cenar. Ya era de noche, el ambiente muy agradable y con marcha, me sentí muy bien en aquel lugar perdido en el Mediterráneo. Cenamos en un acogedor restaurante típico italiano, en el que nos atendieron a las mil maravillas.
Mi amigo Pepe dando buena cuenta de la cena |
Música y baile en Pantellería |
Puerto de Pantelleria |
El gobierno de Malta exige a todas la embarcaciones, que transitan sus aguas territoriales, identificarse y solicitar permiso de acceso a sus puertos. Hay que llamar por el canal 12 a "Valletta Port Control" para identificarse y solicitar el permiso de entrada, en nuestro caso, al puerto Marsamxett y así lo hicimos sin la más mínima dificultad. La navegación por el puerto y canal de acceso a la marina, se realizó sin dificultad, a nuestro babor se podían ver las cúpulas de las iglesias de la ciudad de La Valeta, que nos certificaban que estábamos en el lugar correcto.
Llamamos por radio a la marina Msida, que es una de las varias marinas dentro del puerto Marsamxett, sin éxito, no contestaba nadie, estábamos seguros de que el canal era el correcto, pero a pesar de nuestra insistencia, nadie respondió a nuestras llamadas. Decidimos atracar en el muelle de transeúntes, que sí estaba indicado y había sitio, nadie vino a ayudarnos así que nos apañamos solos. Cuando ya estamos atracados, apareció un guardia de seguridad indicándonos donde estaba la capitanía para registrarnos y pagar (20 euros por día, con luz y agua). La travesía, en la que nos detuvimos tres noches, había durado 8 días.
Cuando se entra en Malta por mar, se requiere pasar los trámites de aduanas e inmigración, incluso a ciudadanos de la Unión Europea.
Marina Msida en la Valeta |
Malta - Burriana, agosto 2013
El regreso se inició el 2 de agosto de 2013. Habíamos estado atracados en la marina Msida de Malta un total de 10 días, sufriendo un calor durante el día, indescriptible. La tripulación de regreso estaba constituida por mi esposa Maribel, que es Patrón de Yate, mi suegro Rafael de 89 años, que ha descubierto la náutica de parte tarde y que se negó de plano a regresar a España en avión y yo mismo. Andaba yo algo preocupado porque éramos solamente dos personas para devolver el Lealtad a la península, cuando a la ida habíamos sido cuatro hombres; comenté esta inquietud a mi esposa que, sin dudar lo más mínimo, me respondió que ella y yo solos, éramos más que capaces de regresar sin ningún problema y así fue, ampliamente capaces y sobradamente capacitados. Estoy muy orgulloso de mi encantadora esposa Maribel, porque ella sola fue capaz de hacer el trabajo de tres hombres, sin quejarse, a pesar del gran esfuerzo y del cansancio acumulado y sin crear conflictos.
Zarpamos de la marina Msida la mañana del 2 de agosto, intenté por radio despedirme de ellos, pero no respondieron a mis llamadas por VHF; había bastante viento y el canal de salida al mar estaba revuelto, pensé que la navegación iba a ser molesta para Rafael, pero estaba claro que ni se inmutaba, sentí que estaba observando a un autentico lobo de mar. Cuando salimos a mar abierto el viento nos entraba por el través, así que izamos las velas para descubrir que el grillete del puño de amuras de la Génova se había soltado y el grátil en su parte inferior no estaba envergado; a pesar del fuerte viento y el cabeceo del barco, el problema no parecía ir a más así de decidimos navegar en estas condiciones. Durante unas dos horas navegamos con buen viento y velocidad, pero cuando nos alejamos de la costa el viento amainó y no hubo más remedio que arrancar el motor. En Malta habíamos hecho combustible haciendo uso de los camiones cisterna que pululan por el puerto; extienden una larga manguera hasta el barco y te sirven el combustible, tal vez sea peligroso, pero fue muy cómodo y efectivo.
El primer punto de recalada lo fijamos en el suroeste de Sicilia, el puerto de Sciacca a 120 mn de distancia de La Valletta y unas 20 horas de navegación. Empezamos a vislumbrar las costa de Sicilia cuando ya era de noche, mi amigo Ignacio Díez me había advertido de los peligros de acercarme a estas costas del sur, así que nos mantuvimos muy alejados. Durante la noche puede ver barcos pesqueros faenando cerca de la costa y también las luces de varias piscifactorías. Solo al amanecer y con buena visibilidad nos acercamos a la costa, pues teníamos nuestro destino en Sciacca ya próximo.
Llamé por VHF a las dos marinas, Corallo y Liga Navale Italiana, que hay dentro del puerto, en los canales indicados por el derrotero, pero nadie respondió a mi llamada. Había oído repetidas veces a otros barcos llamar por el 16 a "Circomare" pidiendo información diversa, así que yo hice lo mismo. Llamé en inglés y me contestaron inmediatamente, informé de mis intenciones de entrar en el puerto de Sciacca y me dieron los teléfonos y canales para comunicarme con las marinas existentes en este puerto, coincidían con los indicados en la guía Imray, incluso me llamaron más tarde para darme información complementaria; pero ninguna marina contestó a mis llamadas. Después de comentarlo con Maribel, decidimos entrar en el puerto y atracar en el primer amarre libre que viésemos y así lo hicimos. En marina Corallo había amarres ocupados por veleros de diferentes nacionalidades y también había amarres libres; elegimos uno que nos pareció conveniente, había unos niños con su papá que se iban a pescar y nos ayudaron someramente a amarrar el barco, más tarde apareció un hombre mayor que resultó ser el marinero, muy amable por cierto, afinó el amarre y nos dio algunas indicaciones de como proceder. Habíamos "aterrizado" en un pueblo del sur de la Sicilia profunda, me recordaba la España de hace 50 años, los nativos muy amables y deseando ayudar, se oían los tañidos de las campanas de la católica iglesia del pueblo, en fin, que estábamos en otro mundo, este fue otro lugar en el que me sentí feliz.
El regreso se inició el 2 de agosto de 2013. Habíamos estado atracados en la marina Msida de Malta un total de 10 días, sufriendo un calor durante el día, indescriptible. La tripulación de regreso estaba constituida por mi esposa Maribel, que es Patrón de Yate, mi suegro Rafael de 89 años, que ha descubierto la náutica de parte tarde y que se negó de plano a regresar a España en avión y yo mismo. Andaba yo algo preocupado porque éramos solamente dos personas para devolver el Lealtad a la península, cuando a la ida habíamos sido cuatro hombres; comenté esta inquietud a mi esposa que, sin dudar lo más mínimo, me respondió que ella y yo solos, éramos más que capaces de regresar sin ningún problema y así fue, ampliamente capaces y sobradamente capacitados. Estoy muy orgulloso de mi encantadora esposa Maribel, porque ella sola fue capaz de hacer el trabajo de tres hombres, sin quejarse, a pesar del gran esfuerzo y del cansancio acumulado y sin crear conflictos.
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El primer punto de recalada lo fijamos en el suroeste de Sicilia, el puerto de Sciacca a 120 mn de distancia de La Valletta y unas 20 horas de navegación. Empezamos a vislumbrar las costa de Sicilia cuando ya era de noche, mi amigo Ignacio Díez me había advertido de los peligros de acercarme a estas costas del sur, así que nos mantuvimos muy alejados. Durante la noche puede ver barcos pesqueros faenando cerca de la costa y también las luces de varias piscifactorías. Solo al amanecer y con buena visibilidad nos acercamos a la costa, pues teníamos nuestro destino en Sciacca ya próximo.
Llamé por VHF a las dos marinas, Corallo y Liga Navale Italiana, que hay dentro del puerto, en los canales indicados por el derrotero, pero nadie respondió a mi llamada. Había oído repetidas veces a otros barcos llamar por el 16 a "Circomare" pidiendo información diversa, así que yo hice lo mismo. Llamé en inglés y me contestaron inmediatamente, informé de mis intenciones de entrar en el puerto de Sciacca y me dieron los teléfonos y canales para comunicarme con las marinas existentes en este puerto, coincidían con los indicados en la guía Imray, incluso me llamaron más tarde para darme información complementaria; pero ninguna marina contestó a mis llamadas. Después de comentarlo con Maribel, decidimos entrar en el puerto y atracar en el primer amarre libre que viésemos y así lo hicimos. En marina Corallo había amarres ocupados por veleros de diferentes nacionalidades y también había amarres libres; elegimos uno que nos pareció conveniente, había unos niños con su papá que se iban a pescar y nos ayudaron someramente a amarrar el barco, más tarde apareció un hombre mayor que resultó ser el marinero, muy amable por cierto, afinó el amarre y nos dio algunas indicaciones de como proceder. Habíamos "aterrizado" en un pueblo del sur de la Sicilia profunda, me recordaba la España de hace 50 años, los nativos muy amables y deseando ayudar, se oían los tañidos de las campanas de la católica iglesia del pueblo, en fin, que estábamos en otro mundo, este fue otro lugar en el que me sentí feliz.
Sciacca |
Permanecimos tres días amarrados en este puerto, ya nadie nos metía prisa. La estadía la aprovechamos para reponer provisiones, visitar el pueblo y una de las mañanas hacer combustible, esta vez en la gasolinera del puerto, abarloando el barco y de forma convencional; aquella mañana salimos a navegar aprovechando el buen viento térmico que teníamos y después regresamos a comer.
La tripulación cenando en Sciacca |
Durante el breve tiempo que permanecimos en Sciacca, atracaron en el puerto dos barcos con bandera Española, ambos barcos estaban de paso, como nosotros, pero nos hizo bastante ilusión y pudimos hablar en nuestro idioma sin hacer el indio. Nos cobraron 40 euros por día, con agua y electricidad, en efectivo, sin recibo y no registraron nuestro paso por la marina Corallo.
El martes día 6 de agosto por la mañana, zarpamos con rumbo a Cerdeña, con destino a San Pietro y nuevamente a la marina Siffredi. Hablamos por radio con uno de los barcos españoles, que también había zarpado, y nos comentó que se dirigía a Marsala; nosotros íbamos mucho más lejos, nuestra derrota eran 250 mn hasta el destino, dos días con sus correspondientes noches y guardias nocturnas a realizar entre mi mujer y yo. Fijé el punto de recalada a 5 mn al sur verdadero del islote del Toro, así nos manteníamos alejados de costa de Cerdeña durante la segunda noche, para minimizar los riesgos. Al atardecer del día 6 de agosto, teníamos a la vista por el costado de estribor, las siluetas de las islas del archipiélago Egadi. Se había levantado un viento apreciable que favorecía la navegación a vela, así que detuvimos el motor y navegamos a vela hasta bien cerrada la noche. Dos cigüeñas volaban en círculos en torno a nuestro velero ya casi sin visibilidad, daba la sensación de que estaban cansadas y querían posarse, en un momento dado una de ellas se acercó por la popa lista para posarse, pero nos vio a bordo y abortó el aterrizaje, después ambas desaparecieron. No nos hubiese importado llevarlas con nosotros, pero ellas no lo sabían. Al día siguiente fue un pequeño pájaro el que se posó en la bañera del barco y allí permaneció mucho tiempo, tenía sed e intentó beber agua de la tapa del timón de respeto, que era salada; cuando intentamos darle agua dulce se asustó y nos abandonó.
Durante la noche observamos bastante tráfico de barcos distantes, que posiblemente eran pesqueros, porque no aparecían en el AIS, solo en el Radar y no mantenían el rumbo constante. No representaron otro inconveniente que el estar atentos a sus cambios de rumbo.
Al anochecer del día 7, el viento arreció y la mar empezó a levantarse; navegábamos a vela y a muy buena velocidad, pero en previsión de que refrescase todavía más, rizamos la Mayor y redujimos la superficie vélica de la Génova, aún así manteníamos unos 7 nudos de velocidad. Maribel bajó a la cabina a preparar algo para cenar y esto acabó con ella aquella noche, regresó a la bañera mareada y vomitando. Me había quedado solo con la guardia nocturna, de noche, con mala mar y visibilidad reducida; pensé en la tiempos en los que ningún barco poseía medios fiables para establecer su posición y en los cuatro navíos de guerra británicos que naufragaron en las islas Scilly en 1707. Aunque soy un experto en navegación astronómica, me hubiese sido difícil situarme con precisión, no tenía horizonte, ni luna, ni costa, ni visibilidad, pero tenía conmigo un milagro de la tecnología moderna: Un GPS-Plotter que cada 5 segundos me actualizaba la situación en una carta Mercator electrónica.
Mi esposa, que ya se encontraba mejor, tomo el gobierno del barco a eso de las 6 de la mañana del día 8 de agosto, yo me dispuse a dormir algún tiempo en la bañera pues se me cerraban los ojos, cuando los volví a abrir ya había amanecido y la visión del mar agitado y lleno de olas que rompían por doquier no me produjo ninguna tranquilidad. Por la proa se divisaba, todavía a bastante distancia, la isla del Toro, no parecía que el viento y la mar fuesen a peor, así que era una cuestión de paciencia y navegar; finalmente rebasamos el peñote de 112 m de altura que es el Toro y cambiamos a rumbo directo a Carloforte.
Navegamos por el canal de San Pietro con tranquilidad y atentos a las obstrucciones existentes, llamamos por radio a marina Siffredi, que nos envió una embarcación auxiliar para guiarnos hasta el punto de amarre y nos ayudaron en la maniobra, lo que nos vino muy bien pues había mucho viento complicándolo todo, se había levantado el Mistral que nos iba a retener 5 días en Carloforte, pero no nos importaba ya que el sitio merecía la pena.
Atracado en marina Siffredi se encontraba el Andrómeda V, de mi amigo Jorge Mitjavila, que había estado navegando por el norte de Sicilia y estaba de regreso a España. El Andrómeda zarpó dos días antes que nosotros; yo, que soy más conservador, esperé dos días más para asegurarme que el oleaje hubiese remitido; el día que zarpamos también lo hicieron la mayoría de los barcos que estaban en el puerto esperando la mejoría meteorológica.
Como no somos supersticiosos, el martes 13 de agosto zarpamos con rumbo a Mallorca. Era una travesía de otras 250 MN en la empleamos unas 40 horas de navegación antes de arribar a Cap de Ses Salinas en la punta sureste de Mallorca. No había mucho viento así que combinamos vela y motor; durante el día avistamos delfines y algunas tortugas, navegábamos con rumbo Oeste y al atardecer vimos la puesta del Sol por la proa y entre nubes amenazadoras hacia las que irremediablemente nos dirigíamos. Ya de noche cerrada y según avanzamos, la meteorología fue empeorando; en la pantalla del Radar pude observar ecos extraños en forma de seta que más tarde se desvanecían, alguien me comentó que eran cortinas de lluvia. No nos llovió, pero se formó una fuerte marejada, que nos agitó como una coctelera y así toda la noche y casi todo el día siguiente. Al amanecer teníamos una mar formada con olas de casi 3 metros y vientos de fuerza 6, cuando Rafael salió a la bañera y vio aquel panorama comentó "Y nos lo queríamos perder". Navegábamos ciñendo amurados a estribor, cuando las rachas de viento escoraban el barco, este se tornaba ardiente y orzaba hasta que la escora se reducía y el piloto automático recuperaba el rumbo inicial, algunas olas rompía contra el caso de la embarcación provocando unos rociones que nos calaron hasta los huesos, afortunadamente había Sol y calor, así que no nos enfriamos.
No recuerdo cuando empezamos a ver las montañas de Mallorca, pero sabía que acercarnos a protección costera iba a mejorar la navegación; mucho antes de doblar Cap Salinas la mar había mejorado ostensiblemente, incluso el viento roló favoreciendo la navegación a vela. No andábamos sobrados de tiempo ya que nuestra intención era fondear en alguna cala del sur de Mallorca y descansar. Esta costa nos era desconocida, así que había que fondear con iluminación solar; nos dirigimos a la primera cala que vimos en la que había otros barcos fondeamos y resultó que el fondo era muy rocoso, de hecho el ancla se enrocó; Maribel estuvo muy hábil y dándome instrucciones de gobierno y ella con el molinete, liberó el ancla y nos fuimos en busca de la siguiente cala que, según el derrotero Imray esta bien cerca. En efecto, detrás de la pequeña isla Moltona había barcos fondeados, la carta decía que el fondo era piedra, pero ya no teníamos tiempo para ir a otra cala con fondo más amigable. Maribel arrió el ancla, yo di marcha atrás para extender la cadena y cuando el barco detuvo su arrancada decidimos que allí se estaba muy bien, si había algún problema con el ancla ya lo veríamos al día siguiente, estábamos protegidos por la pequeña isla Moltona y al fondo, en el horizonte, todavía se podía ver la Cabrera y de noche, el faro. El paraje era muy bonito y tranquilo, la temperatura perfecta, nos dispusimos a tomar una buena cena, seguida de un gin tonic con mucho hielo y a dormir, las previsiones meteorológicas eran buenas y nada nos preocupaba, aquella noche dormimos profundamente.
Pasamos dos noches al socaire de la isla Moltona, bañándonos y descansando, el agua era muy trasparente, también cambiamos la posición del fondeo para fijar el ancla. Zarpamos rumbo al cercano puerto de Sa Rápita donde estuvimos un par de noches, comimos unas magníficas paellas que ya echábamos de menos, hicimos combustible y nos aprovisionamos para las siguientes singladuras.
Permanecimos una noche fondeados en Cala Illetas, pequeña pero protegida y después estuvimos en Cala Santa Ponsa que es una bahía profunda, bien abrigada y con una playa al fondo donde desembarcamos, no sin que el motor de la auxiliar nos diera varios sustos. En Puerto Portals nos pidieron 193 € por un amarre en la gasolinera de 6 pm a 9 am, declinamos la amable oferta (atraco, diría yo). Finalmente zarpamos con rumbo a Ibiza, a la cala Puerto San Miguel, donde hicimos noche, ya que el tenedero es magnífico y bien abrigado.
Estuvimos dos días amarrados en San Antonio de Pormany donde nos vimos con mis amigos Pepe Boacheta y Julio Fernández. Regresamos a la Península el sábado 24 de agosto, ya estuve embarcado 42 días y los recuerdos que conservo de esta aventura son muy buenos.
El barco es el Lealtad, un velero oceánico Beneteau de 43 pies de eslora del que soy armador, que patroneo yo mismo.
El martes día 6 de agosto por la mañana, zarpamos con rumbo a Cerdeña, con destino a San Pietro y nuevamente a la marina Siffredi. Hablamos por radio con uno de los barcos españoles, que también había zarpado, y nos comentó que se dirigía a Marsala; nosotros íbamos mucho más lejos, nuestra derrota eran 250 mn hasta el destino, dos días con sus correspondientes noches y guardias nocturnas a realizar entre mi mujer y yo. Fijé el punto de recalada a 5 mn al sur verdadero del islote del Toro, así nos manteníamos alejados de costa de Cerdeña durante la segunda noche, para minimizar los riesgos. Al atardecer del día 6 de agosto, teníamos a la vista por el costado de estribor, las siluetas de las islas del archipiélago Egadi. Se había levantado un viento apreciable que favorecía la navegación a vela, así que detuvimos el motor y navegamos a vela hasta bien cerrada la noche. Dos cigüeñas volaban en círculos en torno a nuestro velero ya casi sin visibilidad, daba la sensación de que estaban cansadas y querían posarse, en un momento dado una de ellas se acercó por la popa lista para posarse, pero nos vio a bordo y abortó el aterrizaje, después ambas desaparecieron. No nos hubiese importado llevarlas con nosotros, pero ellas no lo sabían. Al día siguiente fue un pequeño pájaro el que se posó en la bañera del barco y allí permaneció mucho tiempo, tenía sed e intentó beber agua de la tapa del timón de respeto, que era salada; cuando intentamos darle agua dulce se asustó y nos abandonó.
Durante la noche observamos bastante tráfico de barcos distantes, que posiblemente eran pesqueros, porque no aparecían en el AIS, solo en el Radar y no mantenían el rumbo constante. No representaron otro inconveniente que el estar atentos a sus cambios de rumbo.
Al anochecer del día 7, el viento arreció y la mar empezó a levantarse; navegábamos a vela y a muy buena velocidad, pero en previsión de que refrescase todavía más, rizamos la Mayor y redujimos la superficie vélica de la Génova, aún así manteníamos unos 7 nudos de velocidad. Maribel bajó a la cabina a preparar algo para cenar y esto acabó con ella aquella noche, regresó a la bañera mareada y vomitando. Me había quedado solo con la guardia nocturna, de noche, con mala mar y visibilidad reducida; pensé en la tiempos en los que ningún barco poseía medios fiables para establecer su posición y en los cuatro navíos de guerra británicos que naufragaron en las islas Scilly en 1707. Aunque soy un experto en navegación astronómica, me hubiese sido difícil situarme con precisión, no tenía horizonte, ni luna, ni costa, ni visibilidad, pero tenía conmigo un milagro de la tecnología moderna: Un GPS-Plotter que cada 5 segundos me actualizaba la situación en una carta Mercator electrónica.
Mi esposa, que ya se encontraba mejor, tomo el gobierno del barco a eso de las 6 de la mañana del día 8 de agosto, yo me dispuse a dormir algún tiempo en la bañera pues se me cerraban los ojos, cuando los volví a abrir ya había amanecido y la visión del mar agitado y lleno de olas que rompían por doquier no me produjo ninguna tranquilidad. Por la proa se divisaba, todavía a bastante distancia, la isla del Toro, no parecía que el viento y la mar fuesen a peor, así que era una cuestión de paciencia y navegar; finalmente rebasamos el peñote de 112 m de altura que es el Toro y cambiamos a rumbo directo a Carloforte.
Navegamos por el canal de San Pietro con tranquilidad y atentos a las obstrucciones existentes, llamamos por radio a marina Siffredi, que nos envió una embarcación auxiliar para guiarnos hasta el punto de amarre y nos ayudaron en la maniobra, lo que nos vino muy bien pues había mucho viento complicándolo todo, se había levantado el Mistral que nos iba a retener 5 días en Carloforte, pero no nos importaba ya que el sitio merecía la pena.
Atracado en marina Siffredi se encontraba el Andrómeda V, de mi amigo Jorge Mitjavila, que había estado navegando por el norte de Sicilia y estaba de regreso a España. El Andrómeda zarpó dos días antes que nosotros; yo, que soy más conservador, esperé dos días más para asegurarme que el oleaje hubiese remitido; el día que zarpamos también lo hicieron la mayoría de los barcos que estaban en el puerto esperando la mejoría meteorológica.
Lealtad en Carloforte |
No recuerdo cuando empezamos a ver las montañas de Mallorca, pero sabía que acercarnos a protección costera iba a mejorar la navegación; mucho antes de doblar Cap Salinas la mar había mejorado ostensiblemente, incluso el viento roló favoreciendo la navegación a vela. No andábamos sobrados de tiempo ya que nuestra intención era fondear en alguna cala del sur de Mallorca y descansar. Esta costa nos era desconocida, así que había que fondear con iluminación solar; nos dirigimos a la primera cala que vimos en la que había otros barcos fondeamos y resultó que el fondo era muy rocoso, de hecho el ancla se enrocó; Maribel estuvo muy hábil y dándome instrucciones de gobierno y ella con el molinete, liberó el ancla y nos fuimos en busca de la siguiente cala que, según el derrotero Imray esta bien cerca. En efecto, detrás de la pequeña isla Moltona había barcos fondeados, la carta decía que el fondo era piedra, pero ya no teníamos tiempo para ir a otra cala con fondo más amigable. Maribel arrió el ancla, yo di marcha atrás para extender la cadena y cuando el barco detuvo su arrancada decidimos que allí se estaba muy bien, si había algún problema con el ancla ya lo veríamos al día siguiente, estábamos protegidos por la pequeña isla Moltona y al fondo, en el horizonte, todavía se podía ver la Cabrera y de noche, el faro. El paraje era muy bonito y tranquilo, la temperatura perfecta, nos dispusimos a tomar una buena cena, seguida de un gin tonic con mucho hielo y a dormir, las previsiones meteorológicas eran buenas y nada nos preocupaba, aquella noche dormimos profundamente.
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Pasamos dos noches al socaire de la isla Moltona, bañándonos y descansando, el agua era muy trasparente, también cambiamos la posición del fondeo para fijar el ancla. Zarpamos rumbo al cercano puerto de Sa Rápita donde estuvimos un par de noches, comimos unas magníficas paellas que ya echábamos de menos, hicimos combustible y nos aprovisionamos para las siguientes singladuras.
Permanecimos una noche fondeados en Cala Illetas, pequeña pero protegida y después estuvimos en Cala Santa Ponsa que es una bahía profunda, bien abrigada y con una playa al fondo donde desembarcamos, no sin que el motor de la auxiliar nos diera varios sustos. En Puerto Portals nos pidieron 193 € por un amarre en la gasolinera de 6 pm a 9 am, declinamos la amable oferta (atraco, diría yo). Finalmente zarpamos con rumbo a Ibiza, a la cala Puerto San Miguel, donde hicimos noche, ya que el tenedero es magnífico y bien abrigado.
Cala puerto San Miguel |
El barco es el Lealtad, un velero oceánico Beneteau de 43 pies de eslora del que soy armador, que patroneo yo mismo.
Cartas Náuticas: Llevaremos, además de la cartografía electrónica incluida en el GPS-Plotter, las siguientes cartas en papel de la National Geospatial-Intelligence Agency, que se pueden ver en:
http://www.nauticalchartsonline.com/charts/NGA
http://www.nauticalchartsonline.com/charts/NGA
- NGA Chart 53011 De Menorca a Malta incluyendo el mar Tirreno. E = 1:1.000.000
- NGA Chart 53269 Aproches al Golfo de Palmas. E = 1:75.000
- NGA Chart 53265 Canal de San Pietro (Carloforte). E = 1:25.000
- NGA Chart 53223 Isla Pantelleria. E = 1:25.000
- NGA Chart 53203 Islas de Malta y Gozo. E = 1:75.000
- NGA Chart 53204 Noroeste de Malta. E = 1:30.000
- NGA Chart 53205 Aproches a los puertos de Valletta y Marsaxlokk. E = 1:30.000
- NGA Chart 52180 Estrecho y norte de Sicilia. E = 1:300.000
Derrotero: Disponemos de la guía náutica Imray de las costas italianas del Mediterráneo (Italian waters pilot), Costas Sur y Oeste de Italia, islas de Cerdeña, Sicilia y Malta, con detalles de puertos, tenederos, pasos y otros accidentes costeros.
Comunicaciones: Teléfono satelital Thuraya, emisora VHF.
Hola Claudio:
ResponderEliminarHe encontrado por casualidad este blog tuyo y me parece buenísimo, por la cantidad de información y cosas interesantes que tiene. Yo estoy estudiando para CY y utilizo tus libros, el de navegación y el de TB. Bueno la pregunta que te quería hacer es ésta: ¿qué significa "navegar en conserva"?
Un saludo,
Josep
Hola Josep, me alegro mucho de que mi blog te guste y sobre todo que sea de tu utilidad.
EliminarNavegar en conserva: Es hacerlo en compañía de otras embarcaciones para auxiliarse o defenderse.
Buenos dias...quería preguntarte por fondeos y sitios de interes en Malta. Tengo un barquito ( feeling 286 special) en Siracusa y antes de traerlo definitivamente a España quisiera aprovecharlo visitando las Eolicas ó Malta...gracias por la pagina que sigo por estarme prepararando para CY y un saludo
ResponderEliminarGonzalo
Hola Gonzalo, como puedes leer arriba yo he estado atracado en la marina Msida, que está bien y es barata. Había barcos fondeados por libre en el canal de acceso, estaban bastante protegidos. No he navegado entorno a la isla, pero lo que he visto desde tierra no me ha parecido atractivo. En cualquier caso, siempre puedes adquirir la guía Imray que trae todo lujo de detalles.
EliminarSaludos.